Elegimos la zona de los Molinos y el área recreativa para lograr las mejores panorámicas del pueblo. Allí nos recreamos con estas rudimentarias y simples construcciones, enclavados en un lugar estratégico que reunía las condiciones necesarias para moler el grano. Se levantan gracias al esfuerzo del pueblo entre finales del S..XIX y principios del XX, donde después podrían moler el grano propio, pero sin pedir nunca dinero o cualquier tipo de trueque, ya que eran comunales. La restauración fue casi completa, ya que lo único que no se derrumbó fueron los cimientos y los arcos corcavos.
A la salida nos topamos con la iglesia de San Juan Bautista, aunque es San Pedro el que recibe todos los honores, con su fiesta mayor en el 29 de junio y Santo Tirso el 28 de enero.