A la entrada encontramos una forma finca dedicada al ocio, en la cual contemplamos con admiración unos exóticos animales, para luego ascender por la carretera que nos lleva al mismo pueblo, no sin antes pararnos a admirar la puerta hacia los Ancares desde un improvisado mirador natural.
Nos acercamos hasta su iglesia, como testigo de tantos años de historia de sus habitantes y de tantos sucesos acaecidos a lo largo del tiempo.
Nos detenemos para dar una última mirada a sus campos y praderas contemplando con admiración todo el espectáculo natural que se nos ofrece desde su iglesia, recordando la celebración de sus fiestas el 25 de Julio Santiago Apóstol.