La última fiesta del año celta era “ LUGHNASA”, nombre del Dios mitológico y guerrero LUG. Por lo general se celebraba el 1 de agosto y marcaba el inicio de la cosecha anual. A pesar de todo, podía llegar a celebrarse otro día, según el momento en el que el trigo y la cebada comenzaban a producirse.
Al igual que en otras fiestas celtas, Lughnasa también se acompañaba de hogueras, aunque a su vez se celebraban mercadillos, ferias, y otros encuentros sociales.
Fabero celebra esta festividad desde hace ya varias ediciones, añadiendo además el aspecto de la cultura romana, que indica la finalización de la cultura castreña tras la invasión y las guerras cántabras, donde la civilización romana invade todo el norte peninsular.
En esta jornada festiva, que suele celebrarse en el segundo domingo de agosto, el parque de la localidad se convierte en una pequeña aldea donde celtas y romanos conviven durante esta jornada. Artesanos locales y otros venidos desde diversas localidades de otras comunidades exponen y venden sus productos a lo largo de todo el día que dura la celebración.
Durante la tarde las actividades se centran en los más pequeños, organizando talleres y trayendo atracciones para ellos. Y ya en la noche el broche lo pone el concierto de música celta y la gran queimada para todos los que se acerquen hasta el parque municipal.